PATERSON Fieles de toda la diócesis y miembros de la comunidad parroquial de la Catedral de san Juan Bautista se dieron cita aquí para celebrar la Solemnidad de la Virgen de Guadalupe. A la luz de la invitación por parte de la Iglesia universal a regocijarnos este Domingo de Gaudete (III Domingo de Adviento), cientos de personas celebraron la aparición de nuestra Santísima Madre en Guadalupe en 1531. Sacerdotes, diáconos y laicos se unieron en ferviente oración durante la Misa celebrada por Monseñor Sweeney y con-celebrada por Monseñor Sylva, Rector de la Catedral y el P. Jorge Castaño, vicario de la misma.
La Virgen se le apareció a san Juan Diego en lo que es hoy día la Ciudad de México, y allí le encomendó una misión muy particular: construir una iglesia en su honor en la colina del Tepeyac. Desde entonces, como reza la canción, “¡Para el mexicano, ser guadalupano es algo esencial!” Haciendo referencia a la especial comisión por parte de la Virgen a san Juan Diego, Monseñor José Gómez, arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., durante la misa de clausura para el V Encuentro, declaro: “Piensen en eso mis queridos hermanos y hermanas: Jesús le confió la misión de su Iglesia en el Nuevo Mundo a un laico. No a un sacerdote o a un obispo. No a un miembro de una orden religiosa”.
Monseñor Sweeney, durante su homilía, le pregunto a los fieles: “¿Qué significa lo que celebramos?” y añadió “hoy todos somos mexicanos por que tenemos que oír su mensaje y aprender de ella”. El Obispo invito a todos los fieles a vivir de lleno la Eucaristía no solo el 12 de diciembre si no a diario. Compartió que cuando tenia 10 o 11 años, había visto una película, en la cual recuerda que la Virgen se le apareció a un joven y le instruyo que construyera una iglesia en su honor. Tal y como esa encomienda, a nosotros también se nos hace participes de la misión de seguir construyendo el Reino en virtud del don de la fe que recibimos en nuestro bautismo, recalco el Obispo.
El discipulado misionero que caracterizo la vida de san Juan Diego continúa siendo la prioridad, especialmente entre los hispanos católicos, para vivir de lleno el llamado a la santidad de acuerdo con nuestra identidad de hijos de la Virgen de Guadalupe. Es ella quien durante el transcurso de nuestras vidas nos sigue consolando con las mismas palabras con las que fortaleció la fe y renovó la esperanza de san Juan Diego en medio de sus aflicciones: ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?
Son palabras que resuenan en el hogar de Felix y Teresa García, parroquianos de la Catedral de san Juan Bautista y miembros del coro, quienes afirmaron que la “característica mas distintiva” de lo que se celebra hoy es “el servicio, la humildad y la amistad con la gente”. Y añadieron que la Morenita tiene mucho para enseñarnos, especialmente cuando se trata de la unión, recordándonos que, aunque venimos de países diferentes, somos una misma familia, que se reúne como comunidad de fe.
Recordando su titulo como ‘Emperatriz de América’ el Papa Francisco le recordó a la Iglesia Universal que “celebrar la memoria de Maria es celebrar que nosotros, al igual que ella, estamos invitados a salir al encuentro con los demás con su misma mirada, con sus mismas entrañas de misericordia, con sus mismos gestos.”